No hace mucho tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil millones de
habitantes, es decir, quinientos millones de hombres y mil quinientos
millones de indígenas... La élite europea se dedicó a fabricar una élite
indígena; se seleccionaron adolescentes; se les marcó en la frente, con
hierro candente, los principios de la cultura occidental... Tras una breve
estancia en la metrópoli los devolvían a su país falsificados. Esas
mentiras vivientes no tenían nada que decir a sus hermanos; eran un
eco... Aquello se acabó: las bocas se abrieron solas; las voces
amarillas y negras seguían hablando de nuestro humanismo, pero fue
para reprocharnos nuestra inhumanidad.
Jean Paul Sartre
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